CRITICAS:

Los detractores de este sistema, afortunadamente cada vez menos,  basados en una supuesta “falta de libertad” mal entendida (por las normas), sostienen que este sistema de cumplimiento tiene serias “desventajas o contradicciones” y que a continuación se exponen resumidamente:

·         “Esos módulos tienen muchísimas normas, imposibles de cumplir”. Es curioso que esta crítica la hagan justamente los que nunca han estado dentro del proyecto, porque la gente que está en el programa no dice que sean “muchas normas”.  Todo lo contrario, las asumen como normas sociales normales y que no tienen mayor importancia. Pero a los que nunca se han ajustado a normas, la ducha diaria, respetar, guardar un orden, etc. puede parecer un mundo.


                                       ¿Exceso de normas?

·         “Nosotros aquí nos respetamos y no necesitamos tantas normas”. No es respeto lo que hace que esas “relaciones” sean aparentemente tranquilas, sino miedo. El miedo del más fuerte o el más agresivo, con mayor influencia en el modulo, etc. En los módulos “tradicionales” impregnados de los “Códigos carcelarios” unos campan a sus anchas como emperadores en el antiguo régimen y otros obedecen o callan como lacayos. Las diferencias o desacuerdos se debaten en duelos de fuerza y violencia.


                    “Te respetamos si no nos llevas las contraria”


·         “No me gusta, hay muchos chivatos”. En las prisiones nunca se ha puesto en tela de juicio los internos “cabecillas” que lideran grupos de extorsión, amenaza y violencia. Y si en algún momento, un interno injustamente presionado o agredido ha reivindicado su derecho a no ser una víctima de estos “kíes” o líderes problemáticos, son llamados “chivatos”. Esa es la ley del silencio. Sin embargo, en la vida en sociedad cuando una persona ve cometer un delito o es víctima del mismo, por civismo y para hacer valer sus derechos como persona, denuncia el hecho, porque hay cuestiones que una sociedad libre y democrática no puede ni debe permitir. Todos deberíamos ser más conscientes de este derecho. En los módulos de respeto se funciona exactamente igual.


   “No es oro todo lo que reluce”.

“Los responsables de cada grupo (cuya misión es realizar correctamente el reparto semanal de la tarea encomendada y lograr la unión del grupo)  suelen ser considerados como “ los chivatos de los funcionarios y de los Educadores”.  Evidentemente este tipo de apreciaciones erróneas, donde lo que prima es el individualismo, hacen que dichos sujetos sean incapaces de integrarse en grupos de trabajo y de asumir responsabilidades personales dentro de un colectivo, haciendo que estas personas tengan una difícil integración social, por la imposibilidad de asumir compromisos sociales.

 

                            “Los grupos funcionan si están bien coordinados”

Se piensa que los Educadores y funcionarios se valen de “ciertos presos de confianza” para recabar la información y los “chismes” de cada interno. Esta apreciación que los internos más veteranos y “prisionizados” (con fuerte interiorización de los códigos carcelarios) se encargan de lanzar a los cuatro vientos, menospreciando  el propio criterio de los profesionales, no es más que la impotencia de aquellos al ver que sus posibles presiones, amenazas, acciones ilícitas, etc. no están tan seguras en estos entornos mas normalizados que en los que ellos se desenvuelven, ya que afortunadamente, los internos integrados en MdR.  son más conscientes y exigentes con sus derechos como interno y no impera la “ley del silencio”, cosa que en los módulos tradicionales, como código carcelario, funciona muy bien.


                   “Todos tenemos nuestro lado bueno y malo”

• Otra cuestión que critican es que “cada interno es controlado las horas que permanece en cada actividad”.  Evidentemente el horario diario se divide en actividades concretas (trabajo, cursos formativos, actividades ocupacionales o deportivas, etc.) que evitan la tan temible ociosidad, madre de todos los problemas que afloran en estos entornos cerrados. Y es que, para organizar una colectividad y que las actividades puedan ser repartidas de manera que todo el mundo pueda tener su hueco para realizarla deben de contar con un horario que disponga de los espacios disponibles. Unas pueden gustas más que otras, pero equilibrando los tiempos y los espacios, es la forma más justa de que todos hagan, en la medida de las posibilidades, aquello que les motiva.


                        “Con la actividad diaria se quiere impedir la ociosidad”.


“Si algún interno comete una falta, el resto del grupo paga por ello con las medidas sancionadoras que se impongan”. Este pensamiento totalmente egoísta e individualista asume que las acciones que uno realiza en su vida diaria no repercuten en su entorno más familiar e intimo. Cuando es precisamente ese entorno el que más duramente suele pagar las consecuencias de sus irresponsables actos.



“Los equipos comparte victorias y derrotas.”

“Los internos tienen prácticamente programado su tiempo, por lo que no cuentan con la libre elección y disposición para realizar las actividades que cada cual quiera llevar a cabo a nivel personal.” También es una falsa apreciación. Todas las actividades son de libre elección. El problema es que en los “módulos tradicionales” no existe prácticamente elección de actividades. Simple y llanamente por que no existen. En esos espacios, el tiempo de “libre disposición” es infinito. En los módulos de respeto hay casi una hora de asueto entre actividad y actividad, amén de los fines de semana y festivos que quedan al libre albedrío de sus moradores. 


      “La ociosidad es la madre de todos los vicios”

·                    “Para que esos MdR. funcionen, se han volcado en ellos todos los recursos”.  Los espacios se complementan con material para poder llevar a cabo las actividades, material que es cuidado al máximo para evitar su deterioro, así como su entorno. Nadie ensucia, acapara o deteriora intencionadamente lo depositado. Por ello, los MdR. salen rentables. La mayoría del material es reciclado de oficinas, gimnasio general, material donado, etc. Otro es por aportaciones solidarias de los propios internos, para mejorar la calidad de vida, con objetos o utensilios que la administración no proporciona. Idea que funciona gracias a la solidaridad de muchas personas.  Por todo ello, lo recurso volcados siempre han estado ahí, pero antes era imposible contar con ellos, porque en un entorno sin control ni compromiso alguno, la apuesta, de antemano, estaba perdida.


                       “Con buena disposición y voluntad podemos reciclar lo viejo o estropeado”