HISTORIA DE LOS MODULOS DE RESPETO


  Para entender el por qué el éxito de esta manera de cumplimiento de condena tendríamos que analizar primero los tipos de internos que pueden ingresar en un Centro Penitenciario. Simplificándola mucho para no extendernos podríamos clasificar a estos en tres grupos:

-Sin adicciones a drogas tóxicas y primarios en su ingreso en prisión, por delito ocasional, con un ambiente familiar más o menos estructurado. Socialmente integrado con unos hábitos normales. La consecuencia del delito es por una deficiente asimilación educativa o cultural que le ha abocado a una errónea resolución del conflicto que le ha hecho contravenir las normas sociales y leyes penales. 


-Con adicciones a drogas tóxicas:
  
                        -Internos primarios. Suelen ser delitos ocasionales motivados o realizado como consecuencia o bajo los efectos de su consumo. Suelen tener un ambiente familiar más o menos estructurado aunque una deficiente integración social, donde la falta de preparación educativa y laboral unido a una falsa apreciación de la realidad, le hace intentar subvenir a sus necesidades con delitos de escasa entidad penalmente hablando.
  
                        -Internos reincidentes con largo historial delictivo por delitos de gravedad realizado mayoritariamente por su adicción a las drogas. Suelen ser politoxicómanos. Entre este tipo suele sobresalir más el ambiente familiar desestructurado donde se pueden encontrar personas de su entorno que también han consumido drogas y han estado presos. Baja autoestima unida a graves deficiencias educativas, laborales y sociales, hacen de este tipo de personas el más común entre los que pueblan las cárceles a largo plazo y con más frecuencia.

            Como se podrá observar, la clasificación principal parte justamente de la adicción a las toxicomanías.

            En este estado de cosas, la concepción clásica de la prisión es totalmente ineficaz para la tarea que la Constitución española le encomienda en el artículo 25.2.


                                                       

    

Problemas del Sistema de prisión tradicional:




I.-Convivencia en los mismos espacios de personalidades e historiales delictivos muy    diferentes. Aunque se lleve a cabo una “clasificación”, esta era errónea desde la base, ya que se fijaba más en el delito cometido, gravedad de la condena y su reincidencia que en el motivo fundamental de esa conducta delictiva.



 II.- Las prisiones son espacios que potencian la violencia y el resentimiento. Este hecho se da al no haber un adecuado control de las conductas y sus consecuencias al imperar la subcultura carcelaria (“un código de honor propio”) y la ley del silencio ante  hechos que atentan contra los derechos más fundamentales de las personas.



 III.- Entornos hostiles, donde prevalece la “ley del mas fuerte”. El poder de unos sobre otros se ejerce desde lo más primitivo de la persona: la fuerza física para vencer cualquier tipo de resistencia, motivado principalmente por la urgencia en ese poder y manipulación sobre el resto de personas presas.


 IV.- Favorece la formación de grupos de hostilidad como mecanismo de defensa para sobrevivir. Los individuos sometidos a presión por otros internos más desarraigados socialmente, intentan formar grupos, ya sea por afinidad o por intereses para,  de forma primaria, defenderse del entorno agresivo que les rodea, pudiendo también ellos presionar con el grupo a otros para “rentabilizar” esa unión temporal.



 V.- No modifica los esquemas mentales de las personas han delinquido y  que les han llevado a prisión. Evidentemente, las personas que ingresan precisamente por unas conductas erróneas, al integrarse en la prisión y no encontrar el ambiente adecuado que  modifique las mismas, hacen que la misma sea una reafirmación de aquello que le ha llevado preso, al tener que mantener los esquemas delincuenciales para sobrevivir en la cárcel.



 VI.- Ausencia de motivaciones para un cambio positivo de actitud. La rutina y las drogas se hacen dueñas de un espacio limitado y sórdido, estancado en la visión miope de unos beneficios penitenciarios y una libertad “relativizada”, ya que para lo único que se piensa en ella es para volver a la misma rutina de vida que le han hecho caer preso en una espiral sin fin de anhelos y decepciones.

 
VII.- Errores institucionales:

. Erroa.-Ausencia de Tratamientos personalizados. Los internos ingresados, como hemos dicho anteriormente no son estudiados y diagnosticados desde el punto de vista terapéutico, detectando el/los problema-s fundamentales que le han llevado a la situación actual, sino en clasificaciones generalistas basadas en los delitos y su reincidencia, esto impide aplicar un tratamiento específico adecuado. Así mismo, la falta de profesionales hace que sea imposible realizar programas individualizados que traten la problemática concreta de cada uno de los ingresados en prisión.

b.-Inconsistencia de los tratamientos, al tratar de cambiar conductas que volverán a repetir al volver a la vida diaria en su entorno penitenciario. Y esto es así, por que cuando se ha conseguido que los internos hagan una terapia contra un problema concreto, al regresar al entorno del módulo, con escaso control y muchas carencias, lo mas probable es que el esfuerzo sea en vano, al encontrar en el mismo los problemas y actitudes que se tratan de combatir en aquellos.



 VIII.- Ausencia de actividades que eviten la monotonía. La seguridad prima sobre el tratamiento, con lo cual, las actividades se restringen a  días y horas concretas y en entornos muy controlado y fuera del módulo, en evitación de cualquier problema. Esto conlleva que en los lugares donde los internos residen todo el día, las únicas actividades permitidas sean las tres comidas, televisión, algunos escasos juegos recreativos y deportivos y paseos interminables.



IX.- Consumo elevado de drogas al no existir control efectivo. En un ambiente desmotivado y falto de alicientes, la droga suele imperar por lo que tiene de “evasión de la realidad”, evitando con ello afrontar clara y decididamente los problemas que le están arruinando la vida.